Educación Emocional: cómo acompañar las Emociones de Nuestros Hijos

En los primeros años de vida escolar, los niños no solo aprenden a leer, escribir o resolver cálculos: también están construyendo las bases de su mundo emocional. Acompañarlos en ese recorrido es tan importante como cualquier otro aprendizaje.
Nombrar las emociones: el primer paso para gestionarlas
Muchas veces, los niños sienten enojo, tristeza, miedo o frustración y no logran ponerles nombre. Ayudarlos a identificar lo que les pasa con palabras sencillas - "parece que estás enojado", "¿te sentís triste?" - les da herramientas para comprenderse y expresarse sin recurrir al llanto o a las rabietas.
Validar sin juzgar
Escuchar sin minimizar ("no es para tanto") ni corregir lo que sienten ("no tenés que llorar por eso") permite que los niños se sientan comprendidos. Validar sus emociones no significa estar de acuerdo, sino acompañarlos para que puedan atravesarlas con contención.
Modelar con el ejemplo
Los adultos somos el principal espejo emocional. Si nosotros mostramos cómo gestionamos nuestras emociones - respirar profundo, pedir ayuda, hablar con calma - ellos aprenderán a hacerlo también. Las conductas se aprenden más por lo que se ve que por lo que se dice.
Espacios para hablar de los que sienten
Dedicar tiempo al diálogo cotidiano, preguntar cómo se sintieron en la escuela o cómo se llevan con sus compañeros, crea un puente de confianza. A veces una charla durante la merienda o al momento de ir a dormir puede ser el mejor momento para abrir esos temas.
La escuela como aliada
Desde el colegio, fomentamos el desarrollo de la inteligencia emocional a través de actividades, juegos y momentos de conversación. Trabajar en equipo con las familias permite reforzar en casa lo que los niños viven en la escuela y acompañar su crecimiento de manera integral.
Acompañar a los niños en su mundo emocional no requiere fórmulas perfectas, sino presencia, escucha y amor. En el Colegio creemos que educar también es ayudar a cada niño a conocerse, expresarse y desarrollarse con confianza.
Los invitamos a seguir fortaleciendo este vínculo entre familia y escuela, compartiendo dudas, experiencias o simplemente conversando con nosotros. Juntos, construimos un entorno donde aprender también significa sentirse bien.